El día 23 de enero de 2019 vino Víctor y
nos habló sobre los murciélagos, los más pequeños pesan 5gr y otros más grandes
20gr, tienen que comer la mitad de lo que pesan. Emiten unas ondas que lo
humanos no podemos oír pero ellos sí y otros animales también, las polillas
cuando oyen las ondas se dejan caer hacia abajo y los murciélagos de herradura
que ya saben eso tienen una especie de bolsa para atraparlos al vuelo. Les
gustan los lugares húmedos y necesitan
más de un 90% de humedad y una temperatura estable.
Después de esta explicación de Víctor
bajamos al huerto para hacer una casita para los murciélagos una para los
pequeños y una para los otros más grandes, la de los pequeños son dos tablas de
la misma medida una encima de otra y por medio de estas unas tablas finas por
los lados, de forma que quedarán un hueco entre las tablas, simulando una
grieta, tiene que estar en horizontal porque los pequeños duermen en horizontal y cuando van a
volar se arrastran hasta el borde y se echan a volar. Los murciélagos no saben
despegar desde el suelo porque no tienen los huesos huecos como las aves.
La casa para los otros es igual solo un
poco más grande y con unas grietas por la parte interior de una de las tablas
para poder agarrarse bocabajo, porque este refugio lo pusimos en vertical.
A los murciélagos no se les sube la
sangre a la cabeza porque las venas son más finas que las demás y de esta forma
la sangre esta repartida por todo el cuerpo.
Los refugios los colocamos en los
depósitos de agua.
A continuación fuimos a ver si teníamos
que podar algún árbol y podamos el almendro y un ciruelo que tenía muchas ramas
y no le entraba muy bien la luz.
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